Primera clase de matemáticas. Disfrútenla [Libre]

Eran las cinco y cuarenta minutos cuando me desperté. Aun estaba oscuro pues la luz no se colaba entre la ventana de la habitación que me habían asignado. El lugar no estaba del todo mal. Era bastante espacioso — No lo suficiente para mí pero podría acostumbrarme — además la decoración victoriana era encantadora. Solo tenía allí un par de días desde nuestra llegada. Aún no había podido charlar directamente con el director por cuestiones de agenda pero tenía bien claro que hoy era mi primera clase.

Al principio me había sentido de alguna manera “gustoso” de dar clases en ese maldito lugar pero luego — Después de la inesperada llegada de Aidan, mi primo idiota— Me di cuenta de que era estúpido estar perdiendo el tiempo cuando mi tarea era la de buscar al maldito brujo, asesinarlo y regresar a mi país.
Respire lenta y profundamente. Iba a tener que acostumbrarme a verles la cara a los malditos escolares del maldito St.Edward`s. Pero era una responsabilidad y yo amo las responsabilidades.

Comencé mi mañana haciendo cien abdominales, me di un baño y luego me puse a escoger el atuendo que sería el indicado para mi primer día como profesor. Ya tenía en mi libreta listo lo que les daría a los estudiantes y todos los papeles estaban dentro de mi maletín. Era negro por lo que no debía desentonar demasiado.
Escogí un traje lo suficientemente informal para dar clases sin llegar a los extremos del informalismo como tal. Me puse una corbata purpura, pues el uniforme de los estudiantes era de ese color y no hubiera soportado desentonar con todo el conjunto como tal.

Peine mi cabello y Salí de la habitación y me puse en marcha al aula. Iba en la hora exacta, ni un minuto más ni un minuto menos. Abrí la puerta del salón y me sorprendió encontrar a la mayoría de los estudiantes en sus asientos.

Al menos son puntuales

Pensé y pase. Muchos estaban sentados en las mesas y al verme se bajaron con rapidez, negué con la cabeza ante tal acto de anarquía. Las mesas no eran para sentarse. Dejé mi maletín en el escritorio y dando pasos al frente mientras frotaba mis manos comencé a hablar.

—Buenos días jóvenes — Exclamé con una sonrisa en el rostro, no quería caerles mal, en realidad lo mejor era que me vieran como un “amigo” para luego, en los exámenes convertirme en su peor pesadilla — Gracias por sus buenos días, soy el Profesor Derek Saxe, y desde hoy los guiare en el maravilloso mundo de las matemáticas. Espero que vean en mi un tutor al que pueden acudir para solventar sus dudas — Me pasee por el pasillo central del salón y al llegar al final me devolví — Las reglas son sencillas, solo es cuestión de acatarlas por las dos horas que conviviremos dos días por semana a partir de hoy. A mí me encantan las reglas y por eso tengo varias que explicarles para evitar los malos entendidos en mi clase — Me detuve un momento y continué — Aparatos electrónicos, ya sean teléfonos u otros. Están prohibidos. A menos que tengan una llamada importante que hacer o recibir y se me notificara en el momento para dar mi consentimiento de atender o marcar. Todos tenemos emergencias alguna vez, pero no siempre — Continué mi recorrido por el salón observando a todos. Alelí, no estaba — No está permitido gritar, hablar demasiado, tirarse objetos. Tampoco pueden sentarse sobre las mesas y soy muy estricto con el uniforme. No dejare entrar a nadie a mi clase si los uniformes no están adecuadamente puestos. Tendrán que ir, arreglarse y pasar — Camine al escritorio y saque un papel — Los días de exámenes no serán pospuestos sea cual sea la situación, cumpliremos nuestro cronograma al pie de la letra sin excusas. El alumno que tenga más de dos inasistencias sin permisos médicos perderá la materia sin reclamo ni derecho a pataleo. La hora de entrada es a las ocho en punto de la mañana, el alumno que llegue luego de treinta minutos no podrá pasar. Y, eso es todo. Cumplamos las reglas de ambas partes y tendremos una buena relación por lo que queda de año — Les sonreí una vez mas y volví a hablar — Ahora, ustedes saben mi nombre, yo no sé los suyos, así que alumno por alumno se va a levantar y va a decir su nombre y además de eso responderá una pregunta que hare. La persona o personas que contesten la pregunta adecuadamente no presentaran la primera prueba práctica que será dentro de una semana ¿Correcto? — Comenzaba el juego.

Iba a continuar cuando la puerta del salón se abrió abruptamente, voltee mi rostro para encontrarme nada más y nada menos que con Alelí.

Mire mi reloj y luego a ella, aun no se cumplía el plazo. Ella iba a pasar pero la detuve.

— La camisa va por dentro y la chaqueta es abotonada. Se dice “Buenos días” al entrar y por llegar tarde tienes que pedir permiso para hacerlo — Porque fuera mi hermana, no iba a ser flexible con ella. Me miro de extraña forma que no entendí pero ya había perdido dos minutos parada en la puerta — ¿Tengo que repetirle las cosas, señorita? —

Salió del salón un momento y entro, pidió permiso y dio los buenos días, antes de tomar asiento la tome por el bolso y la pare frente a los estudiantes.

—Serás la primera en hacer la actividad. Veras, debes presentarte y responder una pregunta. Si la contestas bien, no presentaras el primer examen. La pregunta es ¿Qué le dijo Arquímedes a Carl Gauss? Comencemos.

Concluí y sacando la silla del escritorio me senté cerca de los alumnos para escucharlos.

¡Tarde! En mi primer día y me despertaba ¡Tarde!

La noche anterior había tenido el insomnio de la vida y no había podido dormir bien, por eso estaba levantándome tan tarde y mientras me llevaba una tostada a la boca intentaba ponerme los zapatos.

Tome mi mochila y corrí por los pasillos, en realidad no sabía que clase tenia pero sabía que la tenía a primera hora así que simplemente cori por todo el lugar hasta llegar al piso de las aulas. Abrí mi mochila y saque la hoja con mi horario. Allí, encontré algo que me hizo doler el estomago…

“Aula 4 – Matemáticas, prof: Saxe Derek”

Trague saliva, mi hermano era el primer profesor que vería en el año e iba tarde, mire mi reloj y eran las ocho y diez de la mañana. Ya tenía diez minutos tarde y tenía que apresurarme porque si no, iba a estar en serios problemas.

Me plante frente a la puerta con la esperanza de que él no hubiera llegado , aunque yo sabía perfectamente lo puntual que era Derek, de seguro ya estaba allí a las cinco de la madrugada, pero bueno, soñar no cuesta nada.

Puse mis manos en la manilla pero la mendiga puerta se negó a abrir por lo que tuve que jalar con bastante fuerza.

¿El resultado?

La puerta se abrió de golpe haciendo que todos en el salón — Incluido Derek que ya estaba parado frente a la clase — Miraran. Miré a mi hermano unos momentos y no vi ningún tipo de sentimiento en su mirada, pensé que podría entrar.

Gran error.

— La camisa va por dentro y la chaqueta es abotonada. Se dice “Buenos días” al entrar y por llegar tarde tienes que pedir permiso para hacerlo — Mire mi uniforme y me di cuenta de que era cierto, no estaba correcto. Me quede un momento pensando lo que tenía que hacer, en realidad me había quedado pasmada, no me agradaba mucho que me regañaran y cuando lo hacía Derek era con esa fuerza que tenia al hablar, y es que aunque hablara lento y en un tono de voz neutral uno sentía que le despedazaban — ¿Tengo que repetirle las cosas, señorita? — Aquello me saco de mi ensimismamiento, negué con mi cabeza y me coloque en el pasillo a arreglarme. Por un momento quise llorar y correr de allí pero luego me dije que debía dejar de ser tonta y afrontar mis errores. Me arregle el uniforme correctamente, di los buenos días en la puerta y pedí permiso para entrar.

Pensé que la pesadilla había terminado cuando sentí un jalón. Otra vez Derek…

—Serás la primera en hacer la actividad. Veras, debes presentarte y responder una pregunta. Si la contestas bien, no presentaras el primer examen. La pregunta es ¿Qué le dijo Arquímedes a Carl Gauss? Comencemos.

¿Pregunta?¿Presentarme? ¿Carl Gauss? Mire a mi alrededor y las miradas de todos estaban sobre mí, el pánico escénico entro en acción.

— Eh…me llamo…Alelí…— Respire. Me estaban torturando — Alelí Saxe y…la pregunta…¿Arquímedes? ¿Gauss? Em…— Balbucee, Derek me miraba seriamente….Sinceramente no tenía la mas mínima idea de lo que tenía que responder así que solo dije lo primero que se me vino a la cabeza —¿Hola?— Escuche risas al final del salón.

—Incorrecto. Toma asiento. Siguiente —

Su voz era neutral, su mirada seria. Simplemente caminé a mi asiento no pudiendo controlar la pequeña sonrisa que escapo de mis labios cuando me di cuenta de la clase de respuesta tonta que había dado, estaba apenada pero a la vez feliz. Había podido sobrevivir a todo el salón y a Derek…Bueno, aun faltaban más de una hora para certificar lo de sobrevivir a Derek.

Fue la quinta vez que el despertador sonó y me pregunté porqué no se callaba de una buena vez… si el celular no fuera necesario ya lo habría lanzado contra la pared, aplacé la alarma otros cinco minutos y empecé a cerrar nuevamente los ojos cubriéndome la cabeza con las mantas, por el demonio y sus demonitos… que frío hacía en ese lugar.

Entonces, abría de golpe los ojos. ¡Clase! Me dije a mi mismo alarmado incorporándome… ahora recordaba porque la alarma insistía tanto en que me levantara, ahora me acordaba que no estaba en Italia, en mi habitación en la casa de Fabrizio.

¿Cómo se me había olvidado? Di Giovanni ¿En qué mundo vives?

El semestre empezaba y no estaba acostumbrado a levantarme temprano, yo era quien decidía sobre mis clases en casa así que normalmente estudiaba por las tardes para dormir hasta las diez y media de la mañana pero acá era otro mundo, era como regresar a la realidad, una realidad que ya había olvidado y que recordaba porqué no me gustaba del todo…

Sobre mi compañero de habitación… bueno no tengo idea, tal vez ya se hubiera marchado o seguía dormido, no lo sé, tampoco debía ser tan tarde, había sido previsor de poner mi despertador dos horas antes porque sabía que iba a ser un primer día caótico dónde me perdería por allí antes de encontrar el aula, pero ahora tenía menos tiempo.

Rápidamente tomé mi nuevo uniforme escolar del armario y me metí a duchar… podría quedarme allí hasta que dejara de salir agua caliente pero desafortunadamente no podía y volví a maldecir los colegios y mis fantásticas ideas. Cuando finalmente me digné a salir me vestí, era algo incómodo… nunca me había gustado abrocharme el último botón de la camisa ni usar chaquetas tan… formales, así que tampoco la abroché y bueno me tomó otro tanto encontrarle la forma a la corbata que tampoco quedó bien anudada porque no me gustaba que algo colgara ceñido a mi cuello a menos que pensara suicidarme y no era el caso, tampoco recordaba como anudar corbatas pues hacía mucho que no lo hacía.

Finalmente tomé mis cosas y salí de la habitación sin “mirarme” en el espejo para peinarme, sólo pasé los dedos por mi cabello húmedo y me fui… yo era guapo de todas formas, los espejos no eran capaces de reflejar algo tan hermoso, nunca lograba verme a mí mismo…

Y tal como si lo hubiera visto desde antes… llegar al salón de clases fue un lío. Primero ¿A quién se le ocurre darme un horario en papel? Todavía no sé porque lo llevaba en la mano y levantaba la hoja como si fuera a comprobar la clase que me tocaba, supongo que era una especie de vieja costumbre, luego me acordaba que era inútil. Tuve que pedir a alguien que pasaba por allí que lo leyera por mí… Matemáticas, me gustaban las matemáticas, sabía que muchos las odiaban y estaban en una pelea eterna con ellas, pero las matemáticas y yo teníamos una neutral relación, así que no iba a pasar a ponerme a pensar cosas en contra de mi primera clase porque aunque lo hiciera nada iba a cambiar y las matemáticas seguirían estando allí tan numerosas como siempre.

Después pedí a la misma persona que me indicara dónde estaba el salón de clases… no tenía tiempo para ponerme de orgulloso —para entonces el timbre que anunciaba el inicio de las labores escolares ya había resonado por los pasillos— sin embargo, la personita caritativa encontró gracioso enviarme al aula donde impartían alemán… y luego tuve que buscarla por mí mismo recordando los paseos que había dado por allí antes de que el curso empezara para familiarizarme con el edificio. Al final sabía dónde impartían biología, física e inglés… fantástico, mejor dejé de molestarme en abrir puertas y pegué mi oreja a cada una de las que estaban en ese pasillo…

Cuando escuché que dentro de un salón de clases un profesor hablaba de cosas que sonaban matematicosas… tenía que ser esa… si no, al diablo yo me iba a dormir. Abrí la puerta lo más silenciosamente que pude y en ese determinado momento timbró mi celular ¿Por qué a mí? Siguió timbrando y lo encontré dentro del bolsillo de mi pantalón, lo saqué y respondía, después de todo aún no estaba dentro del aula, no del todo… un pie dentro uno fuera. Escuché la voz de mi abuelo al otro lado hablando de no sé que cosa, no sé que papeles, no sé que yo…

—Io non firmo niente, di non viaggiare in Italia solo per questo... Ho classi, addio—colgué y metí mi otro pie al salón. —Pardon, professeur… me perdí… ¿Puedo entrar?

Por favor, dije en mi fuero interno, que no se pusiera insoportable… tampoco era tan tarde… 20 o 25 minutos solamente… ok, sí era tarde, pero no había sido por completo mi culpa, creo.

Alelí no se había sentado bien cuando mi clase fue vilmente interrumpida por otro alumno graciosillo. Un chico pelirrojo que por alguna razón me recordó a mi hermano y a nuestra familia de cabezas flameadas. El joven tenía un pie afuera y otro dentro del salón cuando un sonido atrofio mi cabeza.

Un teléfono celular.

Levante una ceja al darme cuenta de que el sonido provenía del bolsillo del muchacho que estaba parado frente a mi puerta dos minutos luego del plazo que yo había dado para poder entrar a clases. El joven en vez de desviar la llamada la contesto allí frente a mis narices. Comenzó a hablar en italiano y en menos de dos segundos corto y pidió permiso para pasar ¿Debía dejarlo entrar?
Derek es el primer día, te van a empezar a odiar muy temprano

Iba a hacerlo entrar cuando mire el deplorable estado de su uniforme. Desvié la mirada y comencé a hablar.

—Solo porque es el primer día te dejare entrar, la entrada es a las ocho de la mañana y solo se da un plazo de veinte minutos para llegar—Tome aire y con el mismo tono tranquilo continué — Salga a acomodarse el uniforme joven, al entrar se parara frente a la clase, dirá su nombre y apellido y responderá la siguiente pregunta: ¿Qué le dijo Arquímedes a Gauss? Si contesta adecuadamente entonces no presentara el primer examen la semana que viene. Ahora, no me haga perder más tiempo y arréglese el uniforme afuera
¿Qué es lo yo más odio en el universo? Las interrupciones, la impuntualidad, Anna, Anna…mmm ¿Anna? ¿Dónde estaba la maldita pelirroja? ¿No había entrado? ¿Se había saltado la clase a propósito…?

Busque entre los estudiantes, y efectivamente no estaba. Cruce mis brazos y mire dos estudiantes que hablaban. Los señale.

—Usted, se levanta y se sienta adelante. Alelí, ocupa el lugar de la joven — No iba a permitir más distracciones —Los impuntuales se sentaran atrás, cuando el joven termine ira a tu lado joven Saxe —

Le dije y me limite a esperar que el pelirrojo italiano entrara,

¿El uniforme? ¿Qué tenía de malo el uniforme?... Ay no, seguramente ese profesor era de los amargados que querían que uno vistiera como si fuera a una reunión empresarial o a un evento social lleno de gente importante, como la camisa abrochada hasta el cuello o la chaqueta fueran a hacerlo a uno más inteligente. Puse los ojos en blanco porque no quería tener problemas el primer día, era muy pronto para que los profesores me odiaran, era pronto para que me expulsaran, aunque sería un record que por ahora tenía de dos meses… Me acomodé la camisa y la chaqueta, me quité la corbata pero no me la puse y de esa manera entré al salón nuevamente.

¿Qué había dicho antes…? Pararse enfrente de la clase con lo mucho que me encantaban las presentaciones… responder pregunta sobre Arquímedes y Gauss que aún no razonaba, sentarse a lado de la joven Saxe quien no tenía idea de quien era y donde estaba sentada, salvo que era al fondo de la case… Moriré… mala idea, mala idea.

Nunca me había puesto nervioso esas cosas de “el primer día de clases” había sido común cuando estudiaba en Francia, pero ahora curiosamente estaba nervioso porque era tarde, el profesor me odiaba o me odiaría, le haría perder más tiempo encontrando el frente de la clase y luego mi lugar, sabía que St. Edward’s tenía prestigio de ser un colegio estricto, pero esperaba que ya no usaran la tortura medieval, cualquier otra cosa podía afrontarla… me suponía. Suspiré profundamente y cerré la puerta, y con firmeza tomé mi bastón y no busqué el frente de la clase porque como saber que era el frente y que era revés, mejor busqué al profesor guiándome por la dirección en que sonaba su voz…

—Soy Cedric Di Giovanni... Em… ¿Arquímedes y Gauss…? ¿Qué le dijo uno al otro? —pregunté ligeramente desconcertado.

¿Perdón? ¿Qué pregunta era esa? Yo no estaba en ese momento de su reunión, no había nacido y además a quién le importaba lo que le decía uno al otro, si eran camaradas debió haber sido una conversación privada, si no lo eran… bueno, ¿Qué tenían que ver sus discusiones en las matemáticas? Aunque probablemente hablaron sobre matemáticas mientras bebían y se emborrachaban felices y contentos, aunque si yo me emborrachaba con un amigo dudo que hablásemos de matemáticas, tal vez los tipos estaban drogados… sí, las drogas tenían efectos peculiares en ciertas personas. Matemáticas… traté de recordar exprimiendo mis neuronas, recordaba a mi padre mencionarlos, hablaba mucho de ellos como si fueran dioses, una vez le dije que inventara una máquina del tiempo y se casara con esas personas… a cambio me lanzó un destornillador que me dio en la cabeza, hahaha había sido gracioso… Arquímedes… el tipo tenía cabeza, griego, por supuesto… Gauss… debió haberlo conocido por internet porque Gauss era alemán (si estaba hablando del mismo Gauss que yo me imaginaba, no creo que otro tuviera cabida en el tema matemático)… tal vez en un viaje que uno hizo a la ciudad de otro y allí se conocieron, hablaron de sus principios… tenía que ir por allí la respuesta.

—No… a menos que haya sido un viaje en el tiempo si no me equivoco—susurré en voz alta—profesor… creo que Arquímedes no le pudo decir nada a Gauss porque no pertenecen a la misma época; a menos que… Gauss haya tenido una epifanía o un sueño y viera a Arquímedes diciéndole algo, lo cual no creo que sea inteligente tomarlo como lo que le dijo alguien al otro, porque bien Gauss pudo inventarlo. Si yo digo que dios me dijo que todos debían arrodillarse ante mí porque me eligió rey del mundo para cumplir su voluntad no quiere decir que sea cierto…

Torcí el gesto… no del todo seguro aún… ni modo, ya había abierto mi bocota. Ahora la tercera cosa por hacer ¿Quién era la joven Saxe?

—…sabe… yo preferiría sentarme en la primera fila y no al fondo… —dije en voz baja de tal modo que sólo él me escuchara—además no tengo idea de quien es la tal Saxe y tampoco tengo idea de la dirección en que corre el salón de clases.

Me alejé un paso, me ahorcaría… si intentaba matar le pegaría, tenía un bastón de un metro veinte y no dudaría en usarlo.

En realidad no pensé que aquello fuera posible, estaba a punto de comenzar a escribir unas cosas en la pizarra cuando la respuesta del chico me dejo asombrado. Había respondido prácticamente igual a mi cuando tenía su edad y un gran profesor amigo mío lanzo la pregunta al aire.

Obviamente, Arquímedes no le pudo decir nada s Gauss ya que en el tiempo de Gauss, ya Arquímedes tenía mucho tiempo bajo la tierra. Sonreí de admiración aunque ya me había dado cuenta de que el chico era ciego, no pudo ver que me sentí alagado de que alguien en mi clase tuviera un cerebro que funcionara al menos.

Miré su bastón y cuando me hablo de no saber donde se ubicaba el final del salón lo ayude a colocarse al frente en el primer puesto sacando a un estudiante que estaba allí.

—Felicitaciones al joven Di Giovanni, su respuesta fue la indicada. Me alegra no haberlo dejado fuera de mi clase — Le dije con sinceridad — Siguiente estudiante en presentarse por favor, tengo poco tiempo, y mucho que enseñar — Volví a tomar mi asiento y miré fijamente a Di Giovanni, el chico me parecía interesante. Había contestado la pregunta. Era la primera persona, luego de mi en contestar eso…Cruce mis brazos otra vez — ¿Su premio? Como dije, no presentara la prueba la semana que viene, tiene una semana más para estudiar — Muchos soltaron caras de sorpresa ¿De verdad pensaban que se iban a escapar del examen? Sonreí abiertamente, por supuesto divertido al mirarlos. La cara de mi hermana era un poema. Todos iban a tener que estudiar porque el primer examen…se acercaba.

Sentía como los lápices de varios de mis compañeros golpeaban contra sus mesas mis ojos viajaban rápidamente recorriendo con mi vista cada lugar del salón, matemáticas no era mi clase favorita, era la que mas me costaba aun que no quería decir que no pudiera responder una pregunta, todo dependería de que pregunta. Abrí uno de mis cuadernos, el que usaría para tomar los apuntes matemáticos .y escribí en el la primera pregunta que el maestro Derek hacia

“¿Qué le dijo Arquímedes a Carl Gauss?”, fue lo que escribí en el inicio de la pagina, a pesar de que supiera o no las preguntas las escribiría todas pues podía ser una estrategia del maestro y serian esas las preguntas que podían entrar en el examen, seria mas fácil para mi reforzarlas . Escuche con atención el “¿hola?” de Alelí y decidí no anotarlo como respuesta, tenia la ligera sospecha de que no era la respuesta correcta , mis dudas fueron confirmadas cuando Derek, el maestro de la clase algo molesto le dijo que pasara a su asiento diciéndole que su respuesta era incorrecta .

“Cedric Di Giovanni” pensé ligeramente sin tomarle importancia en cuanto entro a la aula de clases , el tipo estaba en mi habitación, y era bastante callado, quizás algo pesado, no me agradaba del todo sin embargo no podía juzgarlo sin conocerlo.

El chico había mostrado que era inteligente luego de responder la pregunta exitosamente , fue entones cuando apunte en mi cuaderno “Arquímedes no le pudo decir nada a Gauss porque no pertenecen a la misma época; a menos que… Gauss haya tenido una epifanía o un sueño y viera a Arquímedes diciéndole algo, lo cual no creo que sea inteligente tomarlo como lo que le dijo alguien al otro, porque bien Gauss pudo inventarlo. Si yo digo que dios me dijo que todos debían arrodillarse ante mí porque me eligió rey del mundo para cumplir su voluntad no quiere decir que sea cierto…”

Después de eso escuche con atención como el profesor felicitaba a Ced por la certeza con la que había respondido a la pregunta que le habían efectuado hacia solo unos segundos atrás.

Me levante de mi asiento pasando por el pequeño pasillo entre las mesas y al llegar al escritorio del profesor saque mi móvil de mi bolsillo y lo puse en el escritorio de mi maestro. Volví a mi asiento y mirando a mi maestro dije

Mi nombre es Natlian McGowan, 17 años, vengo de New York, perdón por el celular, no sabia que los prohibía en su clase, no se repetirá mencioné a la espera de su pregunta, que suponía que me aria una, el había dicho eso

Cuando Di Gionanni tomo asiento y pedí que alguien más se levantara, paso algo que no supe definir muy bien. Un chico se levanto y dejo su teléfono en mi escritorio ¿Era una broma no? El joven se presento ante la clase. Yo no salía de mi asombro, solo miraba el teléfono en la mesa.
¿!Que le estaban dando a los adolescentes de esta época?!

De verdad, si unos eran sumamente inteligentes los otros… ¿Cómo definirlos? ¿Extraños? No, ¿Idiotas? Tampoco, en fin no creo que haya una definición clara para ese tipo de estudiantes. En el fondo no eran chicos malos y quizás tenían las mejores intenciones, pero después terminaban como Aidan y bueno, su futuro era incierto y decadente.

Suspire tomando el teléfono del estudiante raro y se lo entregue.

—Basta con que lo apagues y lo dejes en tu bolsillo. Siéntate no más preguntas. Solo una y solo un premio y Di Giovanni se lo ha llevado— Estudie al joven al sentarse.
Su acción me había causado un poco de intriga y curiosidad ¿Cuáles eran sus razones para hacer eso? ¿Tanto miedo les daba a los estudiantes? Pero si había pasado toda la mañana sonriendo como un idiota, o…quizás este chico era como el protagonista de la película de Forest Gump. No lo sabía, quizás con el tiempo lo descubriría.

Por el momento solo volví a frotar mis manos, el frio que hacía era abrumador.
— Siguiente por favor — Exclamé y me dedique a esperar que otro estudiante se levantara.

¿Con que otra sorpresa me encontraría en aquel salón? Yo quería saberlo.

Tome mi celular y sonreí metiéndolo en mi bolsillo, no entendía mucho al maestro, el prohibía los teléfonos y luego me daba el mío. En serio no estaba de humor para ese tipo de juegos mentales no este día, no a esta hora y menos en esa situación, si su intención era dejarme en ridículo frente a todos cambiándome las reglas a la hora que quería o cuando le daba la gana no lo permitiría. Mentalmente provoque que mi teléfono sonara y lo conteste en seguida.

Bien voy para aya. corte el teléfono. lo lamento, problemas personales.

Dije para luego tomar mi bolso y salir de ahí, no quería volver a ver a ese tipo en toda mi vida, ya bastante me habían ridiculizado en mi infancia como para seguirlo permitiendo. Al salir solté la puerta sin siquiera cerrarla tras de mi y me perdí en el pasillo

Interrumpido.

Otra maldita vez.

Mc Gowan, otra vez él. Su teléfono sonó dentro de mi clase. ¿Qué les costaba como personas normales apagar los malditos teléfonos celulares? Yo no me enteraba que ellos los tenían y ellos no tenían que dejarlos en sus cuartos y al salir de la clase los encendían y ya ¿Era mucho pedir? ¿Costaba tanto entender? O acaso es que no usaban su cerebro para premeditar las cosas ¿Acaso solo yo tengo esa virtud?.

El chico habló sobre problemas familiares, sin dar más explicaciones se marcho de la clase. Di pasos a la puerta y me dispuse a cerrarla, antes de hacerlo mire a los estudiantes.

— ¿Alguien más tiene problemas familiares?¿Dolor de estomago?¿Dolores menstruales? — Silencio, lo tome como un “no” grupal — Lo tomare como un no. No quiero más interrupciones ¿Estamos? —Cerré la puerta y me ubique otra vez en el centro.

¿Acaso ese niñato malcriado pensaba que no me había dado cuenta de lo que pasaba? Sonreí tomando un papel y anotando su nombre con mi magistral caligrafía. Ya lo tenía en la mira.

—A propósito, que alguien le facilite los apuntes de hoy al estudiante que acaba de salir. El examen de la semana que viene no será nada sencillo — “Para él” iba a decir, pero mejor me lo guardaba como una pequeña sorpresita — ¡continuemos entonces! Muero de ansias por conocerlos a todos! — Les sonreí una vez más chocando las palmas de mis manos.

Matematicas.. que seria la vida sin ellas? tal ves menos complicada, quizas era como un gen que al nacer la mayoria de las personas lo teníamos "Odio las matematicas", no todos tenian ese gen, pero bueno quizas por ejemplo a los profesores y ni les gusten, pero nacieron con el gen de "Me gusta torturar jóvenes ", en mi caso no me gustaban mucho, pero no queria decir que no las entendiera, quizas era por eso que no me gustaban, por que las entendía muy bien, y aveces entenderle tan bien a las cosas, aburre.

Casualmente había llegado puntual a clase, digo "casualmente" por que nunca es mi proposito llegar puntual a un lugar, pero tampoco me propongo llegar tarde, solo deja que fluyan las cosas, trato de no preocuparme mucho y veo que pasa, lo bueno de haber llegado temprano, es que pude sentarme en un buen lugar, en medio a un lado de la ventana, estar en medio era bueno, me sentía agusto sentarme en medio de todo, ni muy adelante, ni muy atrás, y estar aun lado de la ventana, me ayudaba a distraerme si era necesario. Era mi primer año en una escuela, con alumnos y toda la cosa, siempre habia tenido maestros particulares, la razon muy bien no la sabia, pero me habia acostumbrado, aunque este año, mi tia decidió ir hacer un viaje espiritual, entonces la opcion era esta.

Los primeros minutos fueron aburridos, estaba aquella alumna, que creo haber visto su nombre en alguna parte..claro!, en mi habitación. todo era aburrido hasta que entro aquel chico pelirojo, "los pelirrojos gobernaremos pronto muahahahha" bueno, quizás no, pero me gusto ver a un pelirojo en clase, luego el otro chico curioso, me agrado ver su espontaneidad y que hiso molestar al profesor, el cual también era interesante, sonreí de entusiasmo, conocer gente seria fantastico.

Yo no tenia ni problemas familiares... bueno no por el momento, tampoco tenia problemas meunstrales...aun no me falta, entonces creo que podia seguir yo para presentarme.

Me levante cuidadosamente de mi asiento sin moverme de mi lugar, alce rápidamente mi braso

-Mi nombre es Vera Moon, 17 años, aunque naci en paris, vivia en Pérouges un pueblo frances- comente tranquila - es la primera ves que tomo clases con mas alumnos-

Primera clase del año y debían ser matemáticas. Me había levantado cerca de las seis de la mañana y quizás lo hubiese hecho mas tarde si la noche anterior los nervios me hubiesen dejado dormir tranquila. El hecho de estar con mas personas no me complicaba, pero el hecho de no estar con los míos era algo que no me agradaba, y había sido mi elección, yo quería impresionar al director, quería cumplir la mayoría de edad para entrar en las Orden y poder cumplir aquel proposito en la vida que desde pequeña había soñado. Aun restaban cerca de dos horas para entrar por lo que comencé a hacer ejercicios dentro de mi habitación, podría salir a correr pero no sabia si era apropiado salir tan temprano en un lugar desconocido. Cerca de una hora después había estado preparada para prepararme para mi primera clases, matemáticas, aquel calvario que casi todos los jóvenes temíamos.

Mientras caminaba con tiempo suficiente a la sala miraba mi uniforme sobre mi cuerpo. Lo odiaba, aquella falda, aquella blusa y chaqueta sobre mi cuerpo me hacían sentirme extraña, pero era lo que llevaba todos. El salón comenzaba a llenarse, al parecer aun quedaba tiempo. Me detuve a buscar un lugar estratégico y lo encontré justo detrás de una chica pelirroja además estaba junto a la ventana. Camine rápidamente hasta coger el puesto que me había propuesto, aquello me hacía sentir satisfecha. Realmente me sentía excluida, creo que los grupos de amigos ya estaban formados por lo que se podían oír los murmullos entre grupitos, pero todo esto termino cuando un joven hombre llego, no vestía de uniforme por lo que debería ser el profesor. Sonreí al ver como todos se volvían a acomodar en los asientos mientras prestaba atención al profesor y sus palabras. ¿Reglas? No sería difícil, había vivido toda una vida siguiendolas.

Una chica entro de sorpresa mientras Derek, nuestro profesor, explicaba todo. Como él ya había anunciado haría preguntas y ella era la primera en caer, no pude evitar reír junto al resto por su respuesta. El segundo intento un chico pelirrojo, pero está vez él respondió correctamente atribuyendose la oportunidad de no hacer el primer examen, buena suerte por él. Y así continuaron las presentaciones de los demás, y yo tendría que esperar mi turno. Observe como un chico castaño salia de clase, me había perdido un poco con lo que había pasado. La pelirroja sentada delante se levanto presentandose, Vera y era la primera vez que tomaba con mas alumnos, lo mio era parecido, pero era mi primera vez sin tener clases exclusivamente con otros cazadores.

¡Sorpresa! Otro pelirrojo en mi vida. Esta vez una joven chica de nombre “Vera” era de las primeras estudiantes en no hacerme perder el valioso tiempo, se levanto sin ser llamada tomando la iniciativa y diciendo su nombre alto y fuerte para que todos le escucharan, lo siguiente que menciono me pareció fuera de lugar pero igual le sonreí y asentí ante lo que decía, en realidad está también era mi primera vez encerrado en un salón con estudiantes. No dude nunca de mis capacidad más sin embargo había llegado un punto en el que me cuestione lo de ser profesor. Pero como siempre, las metas que me fijaba tenía que alcanzarlas y con todos los honores.

Le hice señas a Vera para que se sentara y mire atrás de ella a otra joven, una chica de piel tostada y mirada agradable y risueña. Le hice señas con las manos para que se levantara y continuáramos con esto. El reloj corría cada vez más veloz y yo tenía una clase que darles para poder tener todo listo para la primera prueba que estos estudiantes presentarían.

No entendía como el joven pelirrojo había pensado en aquella respuesta, yo no hubiera dicho nada, creo que mi mente jamás estaba del todo normal por las mañanas, era por eso que siempre me habían impartido clases por las tardes y entrenamiento por las mañanas, pero no podía pedir exclusividad aquí, era igual que todos, debía comportarme de aquella manera y era por eso que lucia el estúpido uniforme que debía portar durante todo el día. Miraba alrededor de la sala viendo como algunos alumnos se ponían tensos, creo que estaban nerviosos en presentarse o por la pregunta que haría el profesor, pero aquella tensión desaparecido cuando anuncio que el pelirrojo, Cedric, había sido el único en adjudicarse el beneficio de saltarse el examen. Diablos y ahora que pensaba aquello, ya la próxima semana comenzaríamos con los exámenes ¿Una semana para adaptarnos? ¿No? Pero aquella no era una posibilidad, el profesor parecía determinado a aquello, incluso podría decir que disfrutaba aquello de tener el poder.

Y había llegado mi turno, para mi sorpresa no me encontraba en absoluto nerviosa. Me levante apoyando mis manos sobre la mesa. – Me llamo Abrielle Offenbach...– A medida que decía esto no podía quitar aquella escena que muestran en las películas donde las personas de alcohólicos anónimos se presentan y el resto de sus compañeros los saluda, pero estábamos en una sala de clases y no eramos ebrios, por lo menos yo no lo era. – ... Diecisiete años y vengo de Alemania .– Finalice aquella presentación sonriendole a la multitud mientras volvía a sentarme en mi asiento, no quería hacer perder al tiempo, no creo que nos lleváramos toda la mañana presentandonos. Quizás decir que venía de Alemania no era del todo cierto, yo era alemana pero constantemente me traslada de país en país como nómadas, aunque siempre consideraba mi hogar Berlín, era donde conocía mas gente.


Había resultado fácil presentarse, ahora solo debía esperar que el resto que quedaba comenzará a levantarse de sus asientos presentandose. El profesor tenía una mas difícil labor que nosotros al tener que aprenderse tanto nombre, por lo menos nosotros solo debíamos sabernos su nombre.

La estudiante a la que le hice señas no me hizo perder tiempo, que emocionante era cuando los estudiantes se comportaban como uno les decía que se comportaran, sin poner excusas y solo obedecían para un bien común entre todos.

Abrielle J. Offenbach, dijo llamarse y seguidamente menciono que venía desde Alemania. Oh, mi corazón se sintió nostálgico al descubrir que había alguien más que hablara mi lengua natal. Sonreí ampliamente y le salude en alemán.

— Guten Tag — Exclamé y luego me dedique a escuchar a los demás estudiantes que me dijeron sus nombres uno tras otro.

Luego de escucharles a todos, me dedique a impartir mi clase, vimos temas bastante básicos como las Integrales, integrales dobles, triples, ecuaciones múltiples y derivación. Era todo lo que iba para el dichoso examen la semana siguiente. Llene la pizarra de anotaciones y les pedí a los estudiantes que participaran activamente cuando resolvía los ejercicios, no todos participaron pero unos cuantos se llevaron algunos positivos en mi libreta que les ayudarían en la nota final.

Cuando quedaban unos minutos para culminar la clase deje los marcadores acrílicos a un lado y me senté en el escritorio para proponerles a los alumnos una nueva técnica que se utilizaba mucho en algunos libros se educadores modernos.

— La clase ha culminado, y espero que estudien para la semana entrante. Solo con el estudio arduo podrán salir adelante — Les dije y luego aclare mi garganta para continuar —Antes de cada examen van a entregarme en grupos de dos personas la guía que les hare llegar esta noche a sus correos electrónicos. Son cuatro ejercicios que además les servirán para practicar para el examen. No lo olviden, el grupo que no entregue la hoja con los ejercicios no podrá presentar el examen. Yo voy a armar los grupos para que no hallan problemas ¿Estamos? Muy bien. — Recordé el orden un segundo y comencé — Alelí Saxe y Vera moon — Tome una pausa y continúe —Natlian McGowan se fue de clases y según la lista parcial que tengo, falta uno más más que sería Annabelle Van Baumgärter, ellos dos irían juntos.— Mire a Abrielle — Cedric Di Giovanni y Abrielle — me quedaban pocos, casi me olvidaba de Alelí — Aleli Saxe y Vera moon

Después de eso me dedique a ponerle grupos a los demás estudiantes que estaban en mi clase, cuando todos estuvieron anotados en mi lista entonces abrí la puerta y les indique ya podían salir
— Recuerden reunirse con su compañero de grupo, es importante que se apoyen mutuamente para poder estudiar bien — Yo sabía que no estudiarían y la mayoría terminaría hablando demasiado pero en fin, yo cumplía con decirle que lo hicieran si no lo hacían entonces no me importaba mucho.

Salí del salón de clases dejando a la mayoría aún dentro.