Ayuda a un pobre ciego y te regalo un chocolate[Libre]

Los fines de semana los alumnos de St. Edward’s teníamos el permiso de salir del colegio, podíamos ir a la pequeña ciudad que estaba a unos cuantos kilómetros, Wickford; no era París o una metrópoli interesante, pero era un aire diferente a lo que se acostumbraba dentro del colegio y yo quería salir… claro que tuve que poner una excusa de que necesitaba un celular nuevo, no cualquier celular, por supuesto. Me había costado bastante trabajo obtener el permiso del director, después de la última escapada que volvieran a confiar en mí sería difícil…

Esta vez no pensaba hacer nada malo, lo único que quería era salir del internado porque dentro me sentía encerrado a pesar de que el lugar era muy grande, pero ya conocía el lugar, al menos ya no me perdía… tanto. En cambio salir de allí era como cuando un pirata se adentra a otros mares que no conoce, en busca de otros tesoros que no se había atrevido a buscar; ok, tal vez no tan épico, pero para mí era genial salir. Quería un helado… quería pastelillos, tal vez una hamburguesa con papas fritas y pizza. No había avisado a Natlian que me saldría porque no tenía idea de donde estaba cuando la idea se me ocurrió, tampoco a Elise, porque entonces la mentira se me caería y el director sabría que el celular era una excusa, sería en otra ocasión.

Así pues, como si mi teatro fuera más creíble escondí mi móvil debajo de la almohada y salí, tomé un autobús y llegué a Wickford; el taxista me dijo que estaba en la plaza central de la ciudad, que allí había muchos lugares donde podía comer y pasándose de gracioso dijo que también había muchos edificios bonitos a los que podía sacarles fotos. En fin daba lo mismo, quería un helado a pesar de que no era un día muy cálido, tal vez había entre 5 y 6 °C, un día perfecto, no había nieve, eso lo hacía mucho mejor. Entonces después de comprar algunas cosas, entre ellas un lindo regalo para Elise, llegué a una cafetería pedí mi helado, lo pagué, dejé mis cosas a un lado y me senté en una de las mesillas a comerlo tranquilamente mientras escuchaba música recordando que no había podido usar a Ludwig en mucho tiempo.

Después de eso me pareció que era razonable volver a St. Edward’s antes de que el director estuviera llamando a mi abuelo o preparando una orden de expulsión, o algo parecido; pero cuando busqué mi billetera para pagar un taxi de regreso no la encontré, la busque en mis pantalones, en mi mochila, entre mis cosas de compras y no aparecía… eso no estaba bien, ahí estaban todas mis cosas “importantes”… definitivamente no estaba bien… y ahí tenía el dinero para volver al colegio. Probablemente mi cara de espanto era para fotografiar o para reírse de ella, pero de verdad estaba preocupado, tampoco tenía alguna forma de comunicarme con Nat o alguien que pudiera rescatarme y no volvería a subirme a un taxi en ese lugar… nunca. No quería verme obligado a hacer aquello, era vergonzoso y humillante pero ¿Qué más iba a hacer? ¡Demonios!

—Hola… —decía en voz baja, entre dientes cuando escuchaba que alguien pasaba por mi lado; sentía que me ponía completamente rojo de vergüenza—necesito dinero… ¿Podría ayudarme?

En un largo rato tenía en mi mano un par de maravillosas monedas pequeñas… genial, a ese ritmo y con esa amabilidad, llegaría a St. Edward’s la próxima semana.

Al parecer habia tenido una noche muy "sociable" bueno, despertar en la barra de un bar con varios numeros de chicas (eso quiero pensar) en servilletas, sumandole el terrible dolor de cabeza , el olor impregnado de marihuana y tabaco en mi gabardina y el cantinero limpiando mirandome con mala cara.

Despues de haberme disculpado adecuadamente con los dueños del lugar y agredecerles dejarme pasar la noche ahi y haber pasado a una cafeteria por un expresso, me diriji a caminar por ahi serca, tenia aun la fachada de "crudo",era evidente que no podia regresar al internado en esas condiciones. Normalmente no acotumbraba a salir de "fiesta", pero la tarde anterior habia recibido unos papeles sobre cierto asunto que me habia irritado y deprimido lo suficiente para dejarme llevar,un vaso de wiski llevo a una botella, un cigarrillo llevo a un churro de mota, en fin cada cosa comprendia su camino.

Aun estaba tratando de recordar los acontesimientos de la noche anterior, cuando no muy lejos de mi, se encontraba un chico pelirojo -de verdad nos estan invadiendo, o ya son tan comunes como la gripa- pense, le conocia, era uno de mis alumnos, cedric di giovani, sabia perfectamente su nombre, a todos los profesores se les aviso sobre su "situacion" en mi parecer no lo miraba imposibilitado como los demas profesores.

Mi curiosidad me llevo a asercarme mas, tome un trago de mi café para despues dar frente al chico que al parecer estaba haciendo algo sumamente curioso.

-Minimo bailaras o haras alguna gracia, si te doy una moneda?-

Las cosas no parecían ir bien, tenía sólo unas cuantas monedas… algunos se detenían y dejaban de esas pequeñitas entonces me preguntaba por qué la gente solía ser tan egoísta; me hubiera gustado saber que pasaba por sus cabezas cuando veían a alguien que les pedía dinero en la calle, aunque pude escuchar algunos comentarios mordaces por parte de algunas personas, murmuraron cosas como “ponte a trabajar” “mentiroso” o “primero vende tu ropa de marca”. Todo sonaba tan ridículo y podría ser que en parte tuvieran razón, siempre me habían desagradado las personas que pedían dinero en la calle en lugar de buscar un empleo, pero no era como si yo hiciera aquello todos los días o que de verdad quisiera hacerlo, lo único que yo quería era volver al internado y no salir jamás… y claro cancelar mis tarjetas de crédito para que el malnacido que se había llevado mi billetera no se diera los lujos con cosas que no le correspondían.

Entonces escuché el comentario más desagradable de todos; puse los ojos en blanco, cerré mi mano alrededor de las pocas monedas que tenía y la metí en el bolsillo de mi pantalón, donde el dinero tintineó y yo suspiré profundamente hastiado.

—No soy un mono—respondí tajante y claramente disgustado. —Gracias por su ayuda.

Arrugué la nariz pues desde donde estaba pude percibir el fuerte aroma a alcohol y cigarrillo que emanaba aquel hombre, tal vez se trataba de otro mendigo que estaba reclamando su territorio, había escuchado que esas personas solían ser muy territoriales y en realidad no estaba de humor para meterme en problemas o pelear con alguien por estupideces como esas. Me alejé de allí hasta que no muy lejos encontré una banca y me senté… me parecía que se estaba haciendo tarde y me estaba dando hambre.

Esto era de esas situaciones que no te esperas pero que aun asi eres conciente que eres la causa de esas situaciones..el chico parecia ofendido, bueno quien no se ofenderia si lo compararan con un mono, aunque yo no me referia a un mono, hay muchas personas que hacen acrobacias o sacan fuego de su boca por unas cuantas monedas.

Mire como se alejo, tendría que sentirme culpable_..naaa, yo no perdi mi billetera, en el café al que había entrado hace un rato atras, me había encontrado con una billetera la cual habia abierto para buscar la identificación, y pues era de aquel chico pelirojo. Pretendia regresarse la cuando yo volviera al internado, pero no me imaginaba encontrármelo aquí..bueno tenia que entretenerme hasta que los restos de mi cruda quedaran atrás.

Asi que camine hacia donde se había sentado el, me senté en la otra esquina de la banca.

—Sabes, si hubieras echo algun truco o quizas inventado que buscabas ayuda para algun tipo de asociacion, hubieras ganado mas dinero, las personas no son tan dificiles de manipular, solo hay que ser mas astutos y observar—dije en tono neutro, mientras terminaba de tomar mi café.

Empezaba a creer que sobre mí recaía una maldición de mala suerte, siempre me hallaba en situaciones caóticas de este tipo, aunque también tenía que aceptar que yo solía ser distraído y descuidado la mayor parte del tiempo. Claramente aquella táctica de pedir dinero no me había funcionado del todo… quizá si pidiera un teléfono prestado para llamar a Nat, la gente entendería no podía haber sólo personas desagradables y hostiles en Wickford.

Pero, mientras sopesaba mas posibilidades para salir de ese lugar volví a escuchar la misma voz del hombre, estaba a mi lado. Fruncí el ceño claramente molesto ante su insistencia, no podía creer que no tuviera nada mejor que hacer que molestarme.

—No soy un payaso barato de esquina—recalqué con tedio sin ocultar lo molesto que estaba, o lo molesto que él me ponía—ni voy a inventar que necesito dinero para no sé que estupidez de la beneficencia. Tampoco trato de manipular a nadie para tener mucho dinero y claramente no puedo “observar”. —Me crucé de brazos y resoplé frustrado—Créame no es algo que esté disfrutando,… y ellos parecen creer que soy un adolescente que se divierte jugando al cieguito para engañarlos… idiotas. No sé que esperan, tal vez que me revuelque en la tierra, me rompa la ropa, me despeine el cabello y escriba en un cartelito algo lastimero como “Hoy es un hermoso día y no puedo verlo”

Reí entre dientes, lo había visto una vez un video en una clase de ética del colegio, pero nunca pensé que esa cosa me sería de utilidad en algún momento de mi existencia, de todas maneras tampoco pensaba aplicarlo.

—Ahora si ya terminó de molestarme, vaya a otro lado, no voy a bailar o a cantar o lo que sea que esté esperando.

—Frustracion..ya veo—lleve una mano a mi barvilla, como sobandomela—entiendo tu punto, y puedo comprender lo frustrante de la situacion, que sin atreverme a dar concluciones anticipadas, si pudieras ver podrias quizas intentar regresar caminando—su caracter era interesante, pero no podria definirlo inmediatamente, pero básicamente era un adolescente como cualquiera, reacciones de adolescentes, aun no podia acostumbrarme a ellos, unos siempre querían aparentar ser maduros y querer ser tratados como adultos, pero gozando de sus privilegios de adolescentes, pero tambien habia adultos que querian comportarse como ni;os y disfrutar de sus beneficios de adultos.

—por otro lado no espero que hagas esas cosas si no las quieres hacer, y podria irme , pero creo que necesita mi ayuda verdad alumno cedric di giovani?— le miraba un poco de reojo mientras le hablaba, el chico tenia cierta chispa, una chispa que habia notado en algunas personas antes..